Porque no puedo decirte que me gustas en 65 palabras.

En primer lugar porque solo con tu nombre ya van 3 palabras, lo que me deja con 62.

En segundo, tercero y cuarto porque me gustas , ya ocupa dos y si a eso le sumamos que bajarte la luna me sabría a poco nos deja con 51,  para decirte cada día, buenos días, buenas tardes y buenas noches y ahora nos quedamos con 44 y a ver como te digo yo en 44 palabras que verte dormir quiero que sea mi sueño y verte temblar quiero que me lo quite.

Yo no puedo decirte que me gustas en 65 palabras porque cuando te veo me quedo muda y entonces no voy a necesitar 65 palabras, es que no voy a necesitar ninguna.

Antes de irte...

Rómpeme las costuras, hazme añicos el alma.

Desquebrájame como si fuera el jarrón de porcelana más delicado del mundo.

Mátame, devuélveme a la vida.

Pero antes de irte… BESAME.

Eres necesidad.

Tener la necesidad de sentirme como el humo de tu cigarro.

Dentro, tocarte el alma, rozarte el corazón, beberte la voz.

Fuera, acariciar tus labios, saborear tu sonrisa, sentir que la única barrera entre nosotras es nuestra piel.

Tengo la necesidad de perderme en tus ojos marones.

La necesidad de ver la luna junto a tu reflejo, ver que brillas mas incluso que ella  y aun asi, sigues aquí.

Tengo la necesidad de surcar el cielo con una caricia.

La necesidad de morderte.

Aún no te he encontrado, Amor. Pero aún sin conocerte te has convertido en necesidad.

Beberme hasta tu alma.

Déjame vislumbrarte verso a verso.

Déjame plasmarte en poesía, en prosa.

Déjame escribirte hasta en las hojas de los árboles.

Si para un escritor la máxima creación es que todo el mundo hable de su obra, déjame hacer de ti mi obra maestra.

No soy una escritora, ni mucho menos, pero déjame intentarlo.

Fue suerte, pero simplemente déjame hacer que el día tenga mas de veinticuatro horas, que tenga mas de un amanecer o simplemente que la luna sea el sol que me deje dibujarte.

Déjame beberte hasta el alma, besarte hasta que tus labios me digan basta.

Haz lo que quieras, déjame. Pero nunca sola.

Dejame ponerte precio.

¿Qué cuanto vales dices?

No me preguntes cosas que ni un mismo dios sería capaz de responder.

Si algún día tuviera que ponerte precio solamente deberías buscar a todos esos locos enamorados que ansían una sola palabra de su amada para bajar la luna.

Buscar a todos esos lunáticos que ansían beberse tu sonrisa.

Solo imagínate todas las veces que desearía entrecortarte la respiración con un beso.

Logra contar todos los amagos de imprudencia  que acaban en melancólicas canciones.

¿Qué cuanto vales?

Vales todo y mucho más.

Estúpida estupidez.

¿Que estas haciendo conmigo?
¿Que jodida droga me estas chutando?
Es imposible un sueño triste o un final amargo si apareces en él.
Es imposible una noche fría si estas junto a mi.
Es impensable un amanecer sin un final feliz.
Inimaginable no contar constelaciones son los lunares de tu espalda.
Es de locos no intentar respirar tu sonrisa.
Pero lo mas estúpido aun es escribir esto sin besarte y sonreír.

Que se joda el mundo.

Simplemente cierra los ojos. Ver como poco a poco la ves, aparece. Ahí está.

Dibujándola trazo a trazo en la oscuridad mientras lo que te gustaría es trazarla a besos, dibujarla a sonrisas y darle color a caricias.

Saltar de palabra en palabra hasta llegar a sus labios. Intentar llegar a su sonrisa.

Poder acabar esa guerra de miradas en otra parte. En otro sitio. Ver como se congela el tiempo y que se joda el resto del mundo si tú estás conmigo.